La ofensiva contra Garzón sigue subiendo peldaños. Ahora ya han empezado a contar cosas de sus intimidades.Ayer en “El Mundo”, José Luis Martín Prieto, que pasa por antiguo amigo del juez figurón, relataba que «lejos quedan ya aquellos años en los que el juez Baltasar Garzón se presentaba sin avisar en mi casa para comernos unos huevos mientras hablábamos mal del Rey». La mala leche no se le puede negar al columnista, ¿verdad?
Le reconoce habilidad para contar chistes, pero matiza que «detrás de la bonhomía hay un hombre que no se deja ver o que es poliédrico como la cabeza de un insecto. El sabía mejor que otros que la X de los GAL era Felipe González, aunque no pudiera probarlo. ¿Por qué hizo la pirueta de irse a aquella finca del Estado en Castilla-La Mancha donde, con José Bono como anfitrión, aceptó promesas políticas de quien debía despreciar por el terrorismo institucional?». Otra andanada por debajo de la línea de flotación del juez con cabeza de insecto.
Y después de los dos primeros zurriagazos, va el columnista y ex amigo y suelta una carga de profundidad:«No entiendo que a Garzón le colmara un Ministerio ni que ése fuera su precio; el caso es que Felipe le humilló y el bifronte y biflequillo biministro Belloch lo hizo en público. El sumario de los GAL no lo perdonarán los socialistas jamás. En un almuerzo en Justicia, Belloch le descuartizó: ‘No es un juez; tiene alma de policía. Cambia cromos; yo te hago testigo protegido o te saco del sumario si me das tal información’».
Y una vez bien zarandeado, el juez superstar recibe la
puntilla de quien fuera su amigo de malhabladurías antiborbónicas:«Cuando se fue
a Nueva York, dije que lo hacía por no soportarse a sí mismo. No se sabe a qué
fue ni por qué ha vuelto. Ha regresado con kilos de más e inglés de menos y,
como dice que no duerme, se ha dado a maltratar de madrugada a unos peritos
policiales como si el ácido bórico fuera cocaína pura. Si cree que estas cosas
se las van a agradecer los socialistas es que no los conoce pese a sus chalaneos
con ellos. Estos no le van a proponer para ningún cargo internacional aunque
asesore a los indios colombianos del Cauca. Su nombre va asociado a los GAL y
eso no se puede ir exhibiendo por ahí». Tal vez no le falte razón a Martín
Prieto. Lo que no dice es por qué ahora lo cuenta todo y antes calló. - msoroa@gara.net