Una escisión de Zutik promueve un foro para la renovación de la izquierda vasca
Unos 60 militantes, la mayoría provenientes de LKI, se escindieron de Zutik hace un año por discrepancias políticas, relacionadas en buena medida con el conflicto nacional en Euskal Herria, y por diferencias con el protagonismo que la impronta de EMK tenía en la formación. Esta escisión no creará un nuevo partido, sino que está promoviendo la conformación de un foro o fundación de debate e intercambio de ideas para la renovación de la izquierda vasca.
GASTEIZ
«Lo nuestro no es un abandono individual de Zutik, sino un abandono colectivo, una escisión». La frase puede leerse en un documento titulado “Agur” y que comienza con la significativa frase «esta carta es nuestra despedida de Zutik». Esta firmada por unos 60 militantes del partido, la mayoría de ellos provenientes de LKI. Y el listado de nombres está encabeza- do por Sabin Arana, José Ramón Castaños, Petxo Idoyaga, Javier Santa Cruz, Mikel de la Fuente...La escisión tuvo lugar hace un año, aunque según fuentes consultadas por este diario todavía están dilucidándose cuestiones como las relativas a la separación de bienes en relación con el patrimonio. Con esta escisión y los abandonos que tuvieron lugar antes y después de la misma, la presencia de personas referenciales de LKI en Zutik ha quedado muy reducida, aunque se mantienen dirigentes del peso de Joxe Iriarte, Bikila. Los escindidos de Zutik están ahora promoviendo la creación de una fundación o foro de debate para favorecer la comunicación e intercambio de ideas para la renovación de la izquierda social y política vasca. En los primeros pasos han participado también personas que militan en EB y en la izquierda abertzale. La adhesión puede hacerse a título individual o colectivo, pero este foro ni admite en su interior ni pretende sustituir a partidos, sindicatos o movimientos sociales ya organizados públicamente.
Importantes diferencias Zutik nació en 1991 de la confluencia de EMK y LKI. Los escindidos consideran que su abandono de la formación cons- tituye la evidencia última del fracaso de tal fusión. Entienden que en diversas crisis que ha sufrido el partido en los últimos años y enumeran varias ha estado presente de manera determinante el origen diferenciado de EMK y LKI.En un párrafo de su escrito de despedida, los escindidos sostienen que «la unidad de una organización como Zutik se funda en cuatro hechos: unos acuerdos políticos suficientes, una historia común suficientemente apreciada, un funcionamiento interno en el que el pluralismo y la interactividad están garantizados, y un patrimonio conjunto. A nuestro enten- der, ninguno de los cuatro se sostiene hoy». Uno de los terrenos en los que las diferencias aparecen más nítidamente entre los escindidos y la línea oficial de Zutik es el referido al conflicto nacional. Los escindidos defienden en su escrito que la base del mismo «es la imposición del Estado» y que su solución es «el reconocimiento de un principio de naturaleza exclusivamente democrática, el de la autodeterminación». Y critican que nada de esto se advierte en los indicadores de la política de Zutik, a la que ven cada vez más como «un mero observador externo que subraya su equidistancia entre los actores del conflicto nacional». Los escindidos se mostraban también descontentos con «la línea u orientación dominante en ‘‘Hika’’ publicación de Zutik, las posiciones sostenidas por Batzarre e incluso en las últimas tomas de posición o silencios políticos en la Comunidad autónoma (elecciones, Plan Ibarretxe...)» El foro de debate que impulsa esta escisión de Zutik celebrará unas jornadas constitutivas a finales de este mes de octubre, en las que se concretará tanto la naturaleza de la propia fundación como los medios, fines e iniciativas a adoptar, aunque ya se han producido, desde antes del verano, algunos intercambios de ideas sobre la materia.
Dos puntos de vista diferentes y encontrados
GASTEIZ Un repaso a publicaciones que se encuentran en la órbita ideológica de la militancia que confluyó en Zutik puede dar un ejemplo de las desavenencias que han dado lugar a la escisión. Petxo Idoyaga, uno de los escindidos, escribía en el número 86 de la revista ‘‘Viento Sur’’ que «aunque Zutik sigue formalmente uniendo su sigla a cuantas iniciativas se producen en la línea de defensa del derecho a decidir y de la autodeterminación, el discurso y las orientaciones de su principal activo político Batzarre en Nafarroa, así como la línea de pensamiento que, de alguna manera, marca la orientación de sus publicaciones, están caminando a un desencuentro total con el espacio político autodeterminista vasco y, más aún, con los espacios de comunicación con la izquierda abertzale». Entre tanto, Javier Villanueva, a propósito del punto del manifiesto de Ahotsak en el que se señala que «todos y todas deberíamos comprometernos a respetar y establecer las garan-tías democráticas necesarias y los procedimientos políticos acordados para que lo que la sociedad vasca decida sea respetado y materializado, y si fuera necesario, tuviera su reflejo en los ordena- mientos jurídicos», escribía lo siguiente en ‘‘Hika’’: «Este criterio, que reitera la misma concepción unilateral y la misma lógica confederalista que llevó al fracaso al Plan Ibarretxe (...) se puede interpretar como una pretensión de que el Congreso renuncie a su competencia de revisar la constitucionalidad de los proyectos de reforma del Estatuto. A mi juicio, el procedimiento actual de someter la reforma de los estatutos a un triple examen es equilibrado y flexible: primero la parte puede tomar la iniciativa y aprobarla en su propio Parlamento siempre y cuando se atenga al procedimiento establecido, luego pasa por el Congreso, la sede de la representación del conjunto, donde se revisa la constitucionalidad de la reforma y donde se negocia la corrección del texto en todo aquello que no se ajuste a la Constitución participando directamente en estas labores una comisión del Parlamento autonómico respectivo, y finalmente el texto acordado es sometido al refrendo de la ciudadanía de la comunidad autónoma concernida. De modo que las reglas son claras y tienen sentido: la parte sabe que si hace trampa o se extralimita en sus competencias no va a poder su- perar el siguiente control y el conjunto sabe que su control ha de ser competente y razonable si no quiere exponerse a que la ciudadanía de la aparte lo rechace», argumentaba.
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