Maite GARBAYO | Licenciada en Historia del Arte e investigadora de arte feminista
«La primera generación de artistas feministas es aún hoy un referente»
Con motivo de la obra retrospectiva de Hannah Wilke (1940-1993) en Artium, el museo vasco de arte contemporáneo ha organizado un ciclo entorno al arte y feminismo. Maite Garbayo (Iruña, 1980), licencia en Historia del Arte e investigadora de arte feminista, ha sido una de las ponentes. Actualmente se encuentra trabajando en Artium y estudia el arte feminista desde la dictadura hasta hoy.
Maite Garbayo, encargada de inaugurar el ciclo de Artium a principios de mes, aborda para GARA el binomio arte y feminismo. La profesora de Historia del Cine Garbiñe Ortega y las artistas coetáneas Carolle Schneeman y Martha Rolser también ofrecerán su visión sobre el contexto artístico de la que fuera toda una figura de la primera generación del arte feminista estadounidense, Hannah Wilke, los próximos meses.
La obra que muestra Artium de Hannah Wilke
son fotografías, permormances y esculturas de la propia artista y su cuerpo. Sin
embargo, su obra cruda y reivindicativa a la vez, para ser entendida necesita
ser ubicada en la realidad de los 70 de los Estados Unidos. ¿Cuál fue ese
contexto? Protestas contra la guerra de Vietnan, manifestaciones
de los negros por sus derechos raciales y primeras manifestaciones del
movimiento feminista son algunos de los acontecimientos que marcan el contexto
socio-político de aquella década. Las mujeres artistas comienzan a ser
conscientes de su exclusión en el mundo del arte y se manifiestan delante de los
museos más importantes de Estados Unidos reclamando una mayor presencia femenina
en ellos. Hannah Wilke fue una de las mujeres que compuso esa primera generación
de artistas feministas junto a Judith Chicago, Carolee Schneeman o Martha
Rosler, entre otras.
El cuerpo y sobre todo la imagen vaginal fueron iconos reivindicativos en los 70. ¿Cómo transcurrió el arte en los años que sucedieron a este movimiento?
De los años 70 a los 80 la diferencia es muy marcada. Las feministas en los años 70 se habían centrado mucho en el cuerpo y sobre todo en la vagina ateniéndose a la liberación sexual. Estas mujeres artistas, esculpían y pintaban vaginas porque consideraban que la vagina era su esencia. Aquello es lo que las hacía mujeres. Además la vagina era un elemento tabú. Es decir, los hombres siempre habían pintado o retratado a la mujer como objeto de deseo pero nunca sus genitales habían sido mostrados explícitamente. Esta era la filosofía con la que actuaban las artistas feministas en los 70 mientras que en los años 80 opinan lo contrario. El reducir a la mujer a la imagen vaginal o de su cuerpo significa de nuevo convertirla en un objeto y ellas lo que plantean es alejarse de esa representación corporal y actuar desde un punto de vista político.
¿Qué repercusión tuvo esa primera generación de artistas feministas estadounidenses en el Estado español?
Las artistas, tanto a nivel de los Estados Unidos como al del Estado español, que en la actualidad se encuentran trabajando, tienen por referentes temáticos e iconográficos a las creadoras de aquella revolución en el arte. De hecho la misma Hannah Wilke ha influido con posterioridad a muchísimas artistas que están trabajando ahora. El tema del Estado español es complicado, ya que hay que tener en cuenta que la teoría feminista no entra en ese momento. En los Estados Unidos para que se diera ese momento artístico previamente se había dado un movimiento que estaba preparado en las universidades, en las asociaciones políticas, etc. Sin embargo, en el Estado español el feminismo entró tardísimo, y por supuesto también en el arte.
Por lo tanto, ¿hasta la década de los 90 no se pueda hablar de un arte feminista en el Estado español?
Durante los 70 y 80 obviamente no existieron movimientos feministas, si bien a pesar de no hacer un arte feminista con intencionalidad, desde su posición de mujer, y en un contexto franquista extremadamente machista, posteriormente se pudo considerar como tal. Todas las artistas de los 90 tienen como referencias a esa generación. Algunas de las obras reflexionaban sobre la condición de segunda clase a la que es sometida la mujer a pesar de que en el momento no lo hicieran pensando en denunciar la situación.
¿Podría nombrar algún ejemplo de artistas feministas en la época de Franco? Un claro ejemplo es el de la donostiarra Esther
Ferrer. Ella cuenta con una larga trayectoria desde los 70 y tiene obras de
marcado carácter feminista a pesar de que ella misma reconoce que no lo hacía
con esa intencionalidad. Llegó a realizar performances en la que aparecía
desnuda y hubo periódicos que titulaban «la puta de Esther Ferrer», porque
aquello lo consideraban un escándalo y una obra suversiva. Otro de los ejemplos
fue la performance que la catalana Olga Pijoan propuso pero no llegó a hacer.
Corrían tiempos de Franco y sólo el planteamiento fue ya todo un impacto.
Pretendía quedarse embarazada para abortar en una performance.
Usted investiga el arte feminista desde la dictadura franquista hasta la actualidad. ¿Cómo transcurre su trabajo?
El mayor problema con el que me encontrado al estudiar todo esto es que no hay nada de material, ni un solo libro que hable de este tema. Por lo que toda la investigación ha sido oral. He ido a Bilbo, Barcelona, Donostia o Madrid para hablar con mujeres y críticas que participaron en esto. En la actualidad, sin embargo, sí que existe y se muestra el arte feminista de una manera explícita. -
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