Derechos educativos y sistema público
El Acuerdo Educativo Básico para Euskal Herria que numerosas personalidades del ámbito educativo presentaron ayer en Donostia tiene la virtud, entre otras, de ser una propuesta abierta a la ciudadanía, a quien, en definitiva, concierne el modelo de educación de su país. No en vano, en su concepción de enseñanza pública, la Comisión Educativa del Foro de Debate Nacional entiende que la educación no sólo es un servicio para los ciudadanos, sino que los mismos deben participar en el debate sobre el modelo educativo y tener acceso a los centros de decisión al respecto, de modo que la comunidad educativa y los poderes públicos puedan planificar y gestionar con arreglo a las necesidades de la ciudadanía de toda Euskal Herria y garantizar los derechos educativos de todos. Así pues, el acuerdo se presenta haciendo un llamamiento a la participación en dicho debate. El próximo domingo en Burlata, en el Foro de Debate Nacional, comenzará la labor de toma de contacto con los diversos agentes con el fin de dar a conocer el acuerdo presentado ayer y que, según lo previsto, desembocará la próxima primavera en el primer Foro de Educación.
Otro aspecto destacable que recoge este acuerdo básico para el debate es la declaración de los derechos de la ciudadanía vasca. Se trata de un decálogo que contempla derechos como la educación sin discriminación, un currículo propio, un sistema universitario cuyos ejes sean el euskara y el conocimiento o el mantenimiento de la lengua materna por parte de los inmigrantes. Derechos que todo ciudadano de Euskal Herria debería tener garantizados, pero la realidad es que ni siquiera le es reconocida su nacionalidad.
El valor del Acuerdo Básico Educativo es mayor, además, atendiendo al contexto en el que surge. Los agentes reunidos ayer en Donostia, los impulsores del acuerdo, provienen de todos los herrialdes de Euskal Herria, así como de diversas ideologías y tendencias, lo cual lo dota de una pluralidad y riqueza indudables. Por otro lado, esa pluralidad es garantía a la hora de preservarlo de tentaciones partidistas a causa de las cuales tantos proyectos fracasan. Y, por último, puede, y debería, servir de ejemplo para otros ámbitos a la hora de abordar cualquier problema o cometido. No parece mal comienzo, y no cabe sino felicitarse porque el acuerdo haya germinado en un campo tan importante como el de la educación. -
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