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Gara > Idatzia > Jendartea 2006-10-22
Se paga el tramo de la A-8 en obras sin haber seguridad ni velocidad
Desde hace varios meses y con una previsión de ejecución que se sitúa, al menos, a un año vista, se acometen en el tramo vizcaino de la autopista A-8 obras dirigidas al tercer carril. La Diputación foral de Bizkaia no se plantea eliminar el peaje en un vial cuya seguridad es, al menos, cuestionable y en el que se ha establecido el límite de velocidad en 80 km/h. Asociaciones de consumidores, transportistas y automovilistas defienden la eliminación del peaje.

BILBO

«Mi opinión, como conductor habitual y sufridor de dichas obras unas seis veces por semana de media, es que, al ser una vía de peaje, los usuarios no deberíamos vernos afectados por las obras en cuanto a la velocidad máxima permitida, ni en cuanto a retenciones por motivo de dichas obras, que ocurren a menudo». Son palabras del director gerente del Real Automóvil Club (RAC) Vasco Navarro, Javier Ondarra.

«Si no hay solución posible ­añade Javier Ondarra­ entonces deberían rebajar o no cobrar el peaje durante el periodo de obras, sobre todo en el tramo entre Durango y Bilbao, y viceversa».

Desde hace meses, la Diputación de Bizkaia acomete en el tramo vizcaino de la A-8 obras para el aumento de la capacidad de esta vía. Tal y como aparece en la propia página web de la institución foral, los citados trabajos «están incluidos en un programa del Departamento de Obras Públicas y Transportes, cuyo objetivo es la modernización del conjunto de la infraestructura, a fin de dotarla de los más novedosos estándares de calidad y seguridad».

En la práctica, actualmente más de la mitad del trazado vizcaino no cuenta con arcén y la limitación de velocidad se ha fijado en 80 km/h. Además, la Diputación fija en aproximadamente un año el plazo para la finalización de las obras y ruega «la debida atención a las indicaciones ubicadas en la zona de trabajos, a la vez que pide disculpas por las unas obras dirigidas a mejorar la capacidad, seguridad y sostenibilidad de un vial, la autopista A-8, vital para el desarrollo económico y social del territorio histórico».

Hay quien habla de «fraude»

Son numerosos los usuarios que han manifestado su disconformidad y malestar acerca de una situación que hay quien no duda en calificar de «fraude». La Diputación de Bizkaia, a través de Bideak, sigue cobrando el peaje, cuando no puede garantizar la seguridad y el límite de velocidad apropiado para esta vía rápida en su trazado vizcaino. En la misma línea de lo expresado por Javier Ondarra, del RAC, el presidente de la Organización de Consumidores y Usuarios Vascos (EKA-OCUV) Koldo Nabaskues constata que han recibido «quejas y peticiones de información en torno al peaje en el tramo vizcaino de la A-8, que está en obras».

Precisamente en función de la imposibilidad de garantizar la seguridad y el servicio, EKA-OCUV hace saber a quienes les consultan su consideración de que en estas condiciones no se debería pagar el peaje en Bizkaia: «Nosotros mantenemos el criterio de que no se debería pagar el peaje, ya que la autopista de peaje debe responder a los criterios de seguridad y la posibilidad de mantener velocidad constante». Añade Nabaskues que «es patente que en estos momentos la A-8, en su tramo vizcaino, no es segura, es muy insegura, y además no es posible mantener esa velocidad constante; consideramos que no se debería pagar el peaje y así lo hacemos saber a quienes acuden a nosotros».

«Es una carrera de obstáculos»

El sindicato de transportistas Hiru critica que no se abran las barreras de los peajes «ni cuando se producen atascos por algún accidente o por diferentes trabajos que actualmente hay a diario por las obras de ampliación a tres carriles en el tramo de Bizkaia de la A-8. Está claro que no hay voluntad para dejar de cobrar el peaje, ni cuando no se pueda garantizar la suficiente seguridad o servicio rápido. Muy al contrario, los peajes por el uso de las carreteras se extenderán a otras en los próximos años».

Pero los transportistas van más allá en su análisis de la situación creada en este vial que debería ser rápido. «La autopista A-8 es una auténtica carrera de obstáculos. Habitualmente en el peaje hay cola, algunas cabinas están cerradas o alguien tiene problemas con el telepeaje. Desde Durango hasta Bilbao, o viceversa, hay obras que ya no nos acordamos desde cuándo están, la carretera se estrecha o los dos carriles se convierten en uno, y con la velocidad que llevan los coches constituye un gran peligro; es importante una buena señalización, pero los tramos de obras están deficientemente señalizados con pintura color naranja muy débil que se borra en algunos tramos. El recorrido sinuoso con algunas curvas, el tráfico denso y los consiguientes accidentes completan el panorama».

La Diputación, sin embargo, no tiene ninguna intención de revisar la situación actual y no contempla la posibilidad de eliminar el peaje, tampoco mientras duren las obras. Los argumentos expuestos por Obras Públicas y Transportes son los ya conocidos por la población y tienen que ver con que se han adoptado medidas de seguridad en el contexto de las obras del tercer carril, como señalización específica o «una zona abierta para aparcar cada 700 metros».

Junto a ello, fuentes forales manifiestan otros argumentos no referidos exclusivamente a la situación surgida con motivo de los trabajos en el vial, sino que tienen que ver con la voluntad política de mantener el peaje en cualquier caso. Estas fuentes sostienen que si se liberara, «la autopista se colapsaría», toda vez que apelan a que cada cual «decide lo que vale su tiempo» y a la existencia de alternativas, como la N-634 o el Bizkaibus, EuskoTren y el metro que operan en Bizkaia «y no en Gipuzkoa o Araba».

«Hace tres años más del doble»

Otra de la argumentaciones habituales tiene que ver con el hecho de que ya se rebajara hace tres años el precio del peaje, una vez finalizada la concesión a Europistas. «Entonces, la utilización de la autopista, en mal estado, costaba más del doble que en la actualidad» valoran fuentes forales que añaden, además, que en otros países europeos que antes no lo hacían, «se están implantando peajes».

Pero sindicatos como Hiru difieren sensiblemente respecto de las alternativas o, en un contexto más amplio, de la política viaria. «Los transportistas autónomos del sindicato Hiru defendemos la gratuidad de la A-8 porque no tiene alternativas. Las carreteras generales saturadas difícilmente podrían servir a sus clientes, la sociedad en general, y cumplir con las estrictas normas de tiempos de conducción y descanso», sostiene este sindicato.

Además, Hiru abunda en la polémica cuestión de la sancionada financiación de otros viales con ingresos obtenidos con el peaje de la A-8. «El peaje se mantiene, pero no se sabe a qué van a destinar luego las diputaciones los abundantes ingresos de la A-8, si a construir otras carreteras o para la necesaria revisión de trazado de la A-8 en algunas zonas», señala.

Añade a continuación el sindicato de transportistas que «la ampliación a tres carriles está bien, pero también se debe reparar la calzada en algunos tramos y hace falta habilitar áreas de descanso, ya que las normas obligan a los transportistas a guardar descanso cada cierto tiempo, pero luego no se habilitan espacios para ello». A modo de conclusión, Hiru valora que en la actualidad «se paga la tarifa de una autopista, pero la calidad ofrecida no difiere de otras carreteras sin peaje y el riesgo de accidente es mayor».

EKA-OCUV, por su parte, no quiere dejar de lado la antigua y siempre de actualidad polémica del pago de peaje en la A-8, al margen del actual problema añadido de las obras del tercer carril.

Discriminatorio y «alegal»

Para el presidente de esta organización de consumidores y usuarios, Koldo Nabaskues, «en cualquier caso, el problema de los peajes en la A-8 viene de atrás y tiene una lectura más amplia. Ya en el 75, anunciaron que a la finalización de la adjudicación a Europistas en 2003, la autopista iba a ser gratis. Resulta que no sólo no ha sido gratis, sino que el peaje se ha desviado para la financiación de otro vial, la Supersur».

EKA-OCUV manifiesta su desacuerdo con las tarifas que se aplican, «ya que ­añade Nabaskues­ son discriminatorias, teniendo en cuenta la gratuidad de la Eibar-Gasteiz, del corredor del Txoriherri o del tramo de la A-8 hacia Cantabria».

Pero es que en este ámbito del debate, además, esta asociación de consumidores y usuarios consultada por GARA considera que «la utilización del dinero obtenido a través del peaje en el tramo vizcaino de la A-8 para la financiación del proyecto de la denominada Supersur es, al menos, alegal».


 
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