Alos ya existentes de Gasteiz y el barrio La Peña de Bilbo, se suma ahora la puesta en marcha de un nuevo banco del tiempo en Leintz Bailara. Trukaro, nombre con el que la ikastola Arizmendi denomina el nuevo proyecto, se presenta como una herramienta para el trueque de habilidades, conocimientos y necesidades, «con el tiempo como divisa o moneda oficial», explica Josu Velasco, uno de sus responsables.

Sostiene que Trukaro tiene un «valor añadido» respecto al resto de iniciativas de estas características llevadas a cabo hasta el momento. Y es su apuesta por las nuevas tecnologías, dado que todos aquellos socios que estén educados en el mundo de internet podrán dar a conocer sus intercambios a través del blog www.trukaro.org.

Velasco explica que el blog presentado esta misma semana funcionará como una «ventana» para recabar opiniones y aportaciones de los interesados. Concreta, en este sentido, que su objetivo es fraguar un proyecto sin excluir a nadie. Es decir, euskaldunes y no euskaldunes, emigrantes, amas de casa, profesionales liberales, estudiantes, jóvenes y jubilados. Todos son bien recibidos. Destacan la importancia de que este último colectivo citado se sume al proyecto, ya que «tiene muchísimo que ofrecer».

Lista de inscripción

Pero, ¿qué es realmente Trukaro? Los promotores parten de la base de que todas las personas tienen algo que ofrecer y recibir. El objetivo principal pasa por abarcar «aquellas pequeñas tareas, reparaciones o mantenimientos, que por su condición o ocasionalidad, no pueden convertirse en trabajos remunerados».

Así, a partir del próximo 6 de noviembre, los interesados podrán inscribirse en una lista en las que destacarán sus habilidades y conocimientos, al objeto de que los socios sepan a quién recurrir tan pronto como tengan una necesidad.

Cuando esto suceda, la persona interesada recurrirá a la lista y escogerá el perfil más acorde con su necesidad. Ambos se pondrán en contacto para acordar las tareas encomendadas. Estas pueden ser de lo más dispares. Así, por ejemplo, habrá quienes estén dispuestos a regar plantas, a acompañar a terceros al cine o a bailar, o a realizar pequeñas tareas de fontanería, costura o informática.

Cada persona adscrita al banco dispondrá de una especie de talonario del tiempo. En él se recogerá el cómputo de horas prestadas o recibidas en cada servicio. El que realice labores irá sumando horas y, en un futuro, podrá solicitar servicios a otro miembro del club. El demandante, por el contrario, deberá equilibrar su balanza mediante la prestación de trabajos varios a los miembros del proyecto que se lo requieran.

El ámbito de influencia de Trukaro se limitará, de momento, a Leintz Bailara, aunque sus promotores quieren extenderlo a todo Debagoiena, a corto o medio plazo. -