QUITO
Rafael Correa, el próximo presidente de Ecuador, manifestó en una multitudinaria rueda de prensa en la ciudad costera de Guayaquil, que «el próximo año viene la estabilidad» y el cambio en beneficio de todo el país, pues insistió en que él y Lenin Moreno, su vicepresidente, son sólo «instrumentos» del pueblo.Correa también llamó a su rival, el aspirante del Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN), el millonario Alvaro Noboa, a reconocer la «contundente e histórica» victoria. Noboa debe «aceptar la realidad» de los resultados parciales, afirmó Correa en Guayaquil. «Es el éxito más contundente que ha tenido Ecuador en tres décadas de democracia. Es una victoria histórica, el éxito es contundente», insistió el líder de Alianza País.
Asimismo, Correa criticó la petición de Noboa de realizar un recuento «voto a voto». Según los últimos resultados ofrecidos por el Tribunal Supremo Electoral, Correa supera a su contrincante en más de 30 puntos, con algo más de la mitad de los votos escrutados.
Respecto a cuestiones económicas, el próximo presidente de Ecuador recalcó que mantendrá la dolarización, vigente desde el año 2000, que no suscribirá el Tratado de Libre Comercio (TLC) con EEUU y que renegociará la deuda exterior.
Asimismo, recordó que en su plan de Gobierno consta la creación de la Subsecretaría del Emigrante, con rango de ministerio, para apoyar a la legalización de los ecuatorianos en el extranjero y para canalizar las remesas hacia la inversión y no solo al consumo.
El virtual gobernante insistió en la necesidad de
convocar a una consulta popular para que el pueblo se pronuncie sobre su
propuesta de convocar una Asamblea Constituyente, que «decidirá qué va a pasar
con el Congreso, la Corte (Suprema de Justicia) y el presidente (de la República)».
Respecto a la limpieza del proceso, el enviado especial de la Organización de Estados Americanos (OEA), afirmó ayer que «la segunda vuelta presidencial en Ecuador fue un proceso legítimo, transparente y correcto».
El ex senador chileno José Antonio Viera-Gallo afirmó en la radio CRE Satelital que «creo que en este caso no sería correcto hablar de fraude», al anotar que hasta el momento no se habían presentado mayores irregularidades en el escrutinio de los votos.
Ante el temor a un fraude, surgió cuando observadores electorales de de Correa avisaron de ciertas «maniobras irregulares» en el TSE, presidido por Roberto Ponce, pariente del candidato derechista Noboa, partidarios de Correa incluso durmieron en las instalaciones del Tribunal en Guayaquil.
El ex ministro de Economía ecuatoriano ejerció entre abril de 2005 y agosto del mismo año, promete convertirse en un nuevo quebradero de cabeza para EEUU desde sus posiciones contrarias al neoliberalismo que preconiza Washington. Sus declaraciones sobre Bush no tienen desperdicio: «es un presidente extremadamente estúpido que ha hecho mucho mal a su país y al mundo», o «tratar a Bush de diablo, es insultar el diablo porque a pesar de ser un malvado es al menos inteligente».
Correa se define como «humanista, cristiano y de izquierdas. Humanista, porque para mí, la política y la economía están al servicio del hombre. Cristiano, porque yo me he alimentado de la doctrina social de la iglesia estudió en los salesianos. De izquierda, porque creo en la equidad, la justicia y la supremacía del trabajo sobre el capital». Rafael Correa también se define como un «marxista» que exhorta a los ecuatorianos «a descubrir lo que se llama en América Latina el socialismo del siglo XXI», una fórmula que toma de Hugo Chavez a quien reivindica siempre como un «amigo personal».
Sus detractores lo califican de «hiena que sonríe» y de «demagogo populista». Aún desconocido del público hasta hace prácticamente cuatro meses, su gran renombre procede de su carisma. «Todos los excluidos del país se vieron reflejados en su franqueza: los indios, los negros, los intelectuales y los pobres», afirman sus partidarios. Ahora tendrá ocasión de demostrarlo. -
GARA