MANAMA
La victoria de la lista chiíta AENI en los comicios del sábado ha logrado los 17 escaños a que aspiraba ha sido tan incontestable que de poco han servido las maquinaciones del rey.
Esta victoria de los chiítas, más del 60% de la población de Bahrein, se inscribe en el contexto regional de irrupción de esta confesión, visible en Irak.
La AENI controlará el 40% de la Cámara de Diputados. No obstante, sus poderes son limitados, toda vez que comparte el poder legislativo con un Consejo Consultivo designado por el rey.
No obstante, la debacle sunita confesión a la que pertenece la monarquía ha sido incontestable, y los analistas anticipan que la oposición chiíta mantendrá durante el comienzo de la legislatura la misma prudencia que le ha llevado a no presentar más candidaturas.
Todo apunta a que no pondrán sobre la mesa las cuestiones más candentes y a que tratarán de limar las reservas sunitas acercándose a las formaciones islamistas de esta confesión.
Como en tantos países árabes aliados de EEUU, el regimen bahraní está basado en la discriminación de la mayoría de su población.
Los chiítas protagonizaron a comienzos de la década de los noventa un movimiento de protesta ahogado en sangre (decenas de muertos) por el régimen.