Maite Soroa
Despistando al personal
A la derechona filofascista lo que en verdad le gusta es asustar, acogotar al personal con frases tremebundas que encienda sus adormiladas conciencias. Federico Jiménez-Losantos es uno de sus principales agoreros.Ayer, en “El Mundo” se dirigía a su temblorosa parroquia para advertirles de que Zapatero ha dinamitado la convivencia y, sobre todo, que «no olvidemos nunca que el fin último de la voladura del consenso que, a trancas y barrancas, regía desde la Transición, es ese golpe más allá del Estado que afecta a la médula de la nación y que supone liquidar el régimen constitucional del 78 y crear otro de tipo constituyente o revolucionario cuya clave consiste en incorporar a ETA y expulsar al PP». Y si se preguntan para qué quiere ZP hacer todo eso tan horroroso, contesta el columnista que «para lo que Cebrián y González explicitaron hace años: nadie sino esta progresía corrompida tiene derecho a gobernar, como no lo tenían los católicos en el modelo masónico del PRI mexicano». Ya salió el fantasma de la masonería a pasear... Los males que se avecinan son terribles porque, según el agorero, «el llamado proceso de paz con ETA es, en última instancia, el proceso de eliminación de las instituciones representativas de la derecha política». Y ahora se pone en plan balsámico y nos tranquiliza porque «ese proceso (...) está en las penúltimas». Cómo lo sabe Losantos? Pues muy sencillo, creyéndose sus propias trolas. Y así nos habla de mareas humanas y masas enfebrecidas. Lean, lean: «Más allá de la dirección de la AVT y del propio PP
existe una marea social de fondo de la que estas movilizaciones, con ser
gigantescas, son sólo la espuma. Pero ZP y el PRISOE no se enteran. Su error de
análisis con respecto a ETA es letal, pero aun así es menos grave que ese delito
de lesa patria y de lesa democracia que con guión de Cebrián ejecuta el
teleguiñol del nuevo régimen. Ya pueden todas las grandes caenas de televisión
mentir, calumniar o silenciar estas impresionantes manifestaciones (...) A la
vista está que no consiguen más que irritar a una base social irreductible. Ni
ETA puede cambiar ni la derecha se va a rendir. Ni los terroristas se
arrepienten, porque perderían su negocio; ni sus víctimas les perdonan, porque
no tienen nada que perder, salvo su dignidad, y ésta van a seguir defendiéndola
en la calle, en las urnas y donde sea. Pero España ya está, quizás
irreparablemente, rota». ¿En qué quedamos? - msoroa@gara.net
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