Raimundo Fitero
La credibilidad
Como el amor verdadero, la credibilidad ni se compra ni se vende. Y ahora, por una cuestión de protección a los animales invertebrados que anidan en mis caudales lípidos, no voy a referirme en ningún caso a los partidos, ni a sus actores y representantes que salen por la televisión, ni siquiera a nadie que no sea o bien un artista o una promesa. Es decir la credibilidad que sirve para que te concedan un crédito, o para que alguien te compre el coche usado. Para mejor entendernos, la credibilidad de la series, las presentadoras, los tertulianos o los vendedores de productos por teletienda.Por cuestiones tácticas, vi la otra tarde a Dinio contestando al “detector”, que es el polígrafo en versión Tele 5. ¿Tiene alguna credibilidad este personaje que ascendió a las nóminas de las cadenas a base de sexo ciego? Quiero decir que colocar a este cubano de cien matices en un detector de mentiras es una tarea redundante. Tendría que mirarse si ha dicho alguna vez una verdad. Pero es un tipo cercano, que provoca la risa de los invitados a los platós sin necesidad de incentivo del regidor, y que dentro de su estrechez mental, parece un vivo. Un listillo. Un jeta. Un vividor. Pero tiene crédito circunstancial en algunos programas. Por ejemplo, a mi me falta encontrarle credibilidad a la serie de Cuatro, “Los simuladores”. ¿Es la serie la que debe mostrar credibilidad o es el receptor el que la debe conceder? Me sucede que no me creo las simulaciones, por lo que me cuesta creerme que a nadie le puedan engañar, con lo que se me rompe de entrada cualquier posibilidad de establecer una relación normal. Y cuanto más serios se ponen y más enfatizan, menos credibilidad generan. En cambio veo a la gente de “Callejeros”, metida en discotecas, o buscando taxis, y me las creo. Tienen credibilidad, que en ocasiones parece inagotable. Y puede que todo sea una gran mentira, que esté todo mucho más preparado que la espontaneidad que nos transmite, pero todo el equipo logra atraparnos retazos de una verdad codificada audiovisualmente, pero con un montaje que ayuda a transmitir esa confianza. O sea, con credibilidad. -
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