Inés RODRIGUEZ HIDALGO | Directora del Museo de la Ciencia y el Cosmos de La Laguna
«La tradición negra del número 13 es, simplemente, una tontería»
El Planetario de Iruñea está de aniversario. El domingo cumplió trece años. ¿Trece? ¿Aniversario? Pues sí. Quieren celebrar que siguen en sus trece y para ello han invitado a la directora del Museo de la Ciencia y el Cosmos de la Laguna a hablar, hoy, sobre un tema sugerente: «El 13 en la ciencia: Curiosidades de un número con glamour».
Además de astrofísica, es, desde hace poco menos de
dos años, directora del Museo de la Ciencia y el Cosmos de La Laguna (Tenerife),
un centro que se inauguró en mayo de 1993 y que ha cumplido y celebrado su
decimotercer aniversario. «Era un aburrimiento celebrar el diez y veinte
aniversario y se nos ocurrió el trece, que es número primo, y celebremos que el
museo sigue en sus trece». Su colega del Planetario de Iruñea, Javier Armentia,
ha decidido copiar la idea y celebrar esta semana el decimotercer cumpleaños del
museo navarro. Hoy, a partir de las 20.00, en el Planetario, Inés Rodríguez
Hidalgo ofrece una conferencia titulada ‘‘El 13 en la ciencia: curiosidades de
un número con glamour’’.
¿De dónde viene la mala prensa del número trece?
Hay gente que dice que es por la Ultima Cena, con los doce discípulos y Jesucristo; hay gente que dice que la tradición viene aún de más lejos, porque en Mesopotamia, el Código de Hammurabi no tiene el número 13; y hay quien habla de la tradición escandinava, donde había una cena de doce dioses y llegó uno, un tal Loki, que era el dios del desorden... Hay distintas culturas en las que se coincide en una manía por este número, pero realmente no pasa nada.
Una manía que se ha perpetuado con el paso del tiempo.
Se ha perpetuado pero como tantas otras supersticiones del ser humano. Las supersticiones no significan más que creencia de que algo va a suceder relacionado con algo anterior que no tiene ningún efecto de casualidad. Es decir, voy a tener mala suerte porque he visto pasar un gato negro... No hay relación causa-efecto racional. Sin embargo, uno lo asocia en la cabeza. Es más, las supersticiones no son privativas de los seres humanos, se ha estudiado en las gallinas o las palomas.
Es decir, que a pesar de tan larga tradición, descartamos cualquier valor negativo al número 13.
La tradición negra del número 13 es, simplemente, una tontería y se demuestra haciendo numerología y observando coincidencias con este número que revelan que puedes encontrar todas las que quieras. Por ejemplo, la palabra «Pamplonetario» tiene trece letras y eso no quiere decir nada. Es decir, si quieres buscarle tres pies al gato, encontraré lo que me dé la gana, porque al final es cuestión de desechar aquello que no encaja, algo que se hace en todas las supersticiones.
Pero, ¿y cómo convence usted al que se lo cree?
Puedes encontrar coincidencias negativas con el número 13 lo mismo que las puedes encontrar positivas. Es cuestión de que quienes creen en lo negativo hacen un sesgo. ¿Qué hay, por ejemplo, que mida trece metros?, ¿o que pese trece toneladas?, ¿o que sucediese hace trece siglos? Yo propongo curiosidades que deben servir para que la gente sienta simpatía por este número.
Como si eligiéramos el 12 o el 14, al final da igual el número, todos ellos los podríamos relacionar con cosas positivas o negativas.
Exactamente igual.
Y, sin embargo, ¡qué vulnerables somos a las supersticiones y creencias!
Es que cuando algo como la irracionalidad se ha perpetuado durante tanto tiempo, significa que evolutivamente no es perjudicial para la especie, porque si no se hubiera extinguido esa característica. La superstición, lo mismo que la intuición o la predicción, consiste en adelantarse a los acontecimientos. Cuando un ser humano en la sabana veía moverse un matorral, presumía que detrás había un tigre y salía corriendo. Es decir, la creencia de que cuando un material se mueve puede haber un animal fiero detrás y eso puede salvar tu vida, es algo que se perpetúa. Al final es una cuestión de que el cerebro humano está diseñado para hacer preguntas y encontrar respuestas. Y cuando no las hay, se inventan.
Usted, además de astrofísica, es también una insistente azote de la astrología. No en vano, prepara el libro ‘‘La astrología, ¡vaya timo!’’, que se unirá a los ya publicados sobre los extraterrestres, los creacionistas o la sábana santa.
Estoy trabajando en ello y estará listo en unos meses. Pero sí, es cierto, y encima la astrología es más difícil de combatir que la superstición del número 13. Porque, al final, lo del 13 es una tontería, pero el problema de la astrología es que hay mucha gente que piensa que es una ciencia. Una cosa es una superstición y la otra es una seudociencia que intenta venderse como científica. La astrología es sólo un saber tradicional, que merece la pena ser estudiado en el macro de la historia, pero que no ha aportado absolutamente nada a la astronomía, al conocimiento del Universo. Además, ha robado el nombre a la Astronomía.
Ylo mismo que con el número 13, ¡cuánta gente hace caso de lo que dice el zodiaco!
Pero también ocurre que todo tiene que ver con el sesgo del razonamiento, es decir, que la gente sólo ve lo que coincide. Por ejemplo, yo he hecho un experimento con mis alumnos, a quienes les pido que me faciliten sus datos de nacimiento y luego les doy su carta astral personalizada... ¿Qué signo es usted?
Géminis...
Pues por lo que sé de los Géminis le diría que es una persona perfeccionista en su trabajo, pero también con momentos en que por su trabajo debe resolver rápido. Diría que es buen amigo de sus amigos, pero también que hay momentos en los que necesita estar solo, que es usted celoso de su intimidad... Puedo seguir, pero si yo le doy una de cal y otra de arena y a cada cosa que le digo, le digo también lo contrario, cuando le hago su descripción de personalidad y le pido que lo evalúe de uno a diez, le aseguro que siempre que lo hemos hecho, en promedio sale un ocho. Es decir, la gente piensa que aciertas en un 80%.
¿Dónde está la trampa?
En que luego se les dice a esos estudiantes que esa descripción de personalidad que se les había proporcionado a todos era la misma. Osea, mientras no te digan que eres un capullo o un desgraciado, a todos les encaja. Al final, son una sarta de obviedades y de ambigüedades. ¡Y encima te dicen que eres un genio! Por cierto, que los signos del zodiaco son trece y no doce como los meses, por lo que un nacido el 8 de diciembre no es lo que pensaba que era, sino otro signo que está sin catalogar su descripción de personalidad... (Ríe). -
¡Como para padecer de triscadecafobia!
J.V.
GASTEIZ El músico Siegfried Wagner vino al mundo en un año acabado en 13, la suma de las letras de su nombre y apellido dan 13, los números que suman el año de su nacimiento dan 13, compuso 13 óperas y falleció un día 13. No es raro si le hubieran diagnosticado triscadecafobia, o lo que es lo mismo, aversión al número 13. Dicen que el compositor Arnold Schoenberg la padecía, incluso Adolf Hitler. La verdad es que el número 13 es un dígito maldito. En la Fórmula 1 nadie lo lleva, en Madrid no existe línea de autobús con ese número, nadie tiene el DNI español número 13, hay hoteles que no tienen piso número 13, los antiguos egipcios consideraban que la 13ª fase del ciclo de la vida era la muerte, la carta de la Muerte en una baraja de tarot es la número 13, hay ciudades que se saltan calles con el 13, en los Estados Unidos nunca ha existido un caza denominado F-13... Los ejemplos son incontables, sin remitirnos a los populares martes o viernes 13, según la cultura de que hablemos. Desde que en el Evangelio de San Juan, 6, 70, se narrara la última cena de Jesús y los apóstoles, adjudicando al decimotercer invitado el papel de diablo y traidor, siempre le ha perseguido un cierto halo de malignidad, aunque ésta puede venir aún de más lejos, de los tiempos de Mesopotamia, alrededor del 1686 a.C., con el Código de Hammurabi y la ausencia de su ley número 13.
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