Maite Soroa
Lo que dijo ZP en Barakaldo
Llegó ZP a Barakaldo, sonrió ante el aurreskulari, puso cara de entenderlo todo ante el bertsolari y largó un discurso que servidora no escuchó en su integridad y dejó fríos a unos, destemplados a otros, y un tanto encabritados a los de la derechona. Y eso se reflejaba en los editoriales de ayer.En “La Razón” publicaban un ‘análisis’ de Carmen Gurruchaga en el que alzaba la voz para repetir, punto por punto, lo que ya dijo María San Gil:«no puede ser que Zapatero no les diga a los terroristas que con extorsión y terrorismo callejero no hay negociación; que Navarra no es moneda de cambio, que la constitución no recoge el derecho de autodeterminación y que la situación de los presos depende de la Justicia, un poder independiente en un Estado de derecho». Pues vaya birria de análisis. Para esto mejor me quedo con el mitin de la San Gil. Siempre es mejor el original que la copia. En el “Abc” del Grupo Vocento el editorialista también se ponía en plan catastrofista y veía gigantes donde había simples molinos de viento:«el anuncio de Rodríguez Zapatero cancela de golpe, gratuitamente y sin apenas dignidad, la cuenta de sacrificios y voluntades que se habían acumulado en estas décadas con un sólo propósito: el de derrotar a ETA sin condiciones. La respuesta esperada no ha llegado. El jefe del Ejecutivo, como le pedíamos desde estas mismas páginas hace una semana, no ha dicho ‘no’ a ETA. Ha dicho ‘sí’. Pese a que la banda exige, pura y simplemente, el desmantelamiento del Estado en el País Vasco, la derogación de la Constitución y la impunidad de sus múltiples crímenes. Pese a que ETA no ha pedido perdón a las víctimas, ni ha mostrado voluntad alguna de desaparecer ni de desarmarse». Y en “El Mundo”, erre que erre, insistían en lo
suyo:«deben quedar muy claros los límites, las líneas rojas, de cualquier
diálogo. Las conversaciones entre el Gobierno y los terroristas únicamente
pueden versar sobre tres asuntos concretos: el regreso de los exiliados, las
medidas penitenciarias que se les podrán aplicar a aquellos presos etarras que
muestren arrepentimiento y condenen la violencia, y el método y calendario de la
entrega de las armas y la disolución de la banda. Quedan, por tanto,
absolutamente excluidos los asuntos políticos, como la legalización de Batasuna
o posibles cambios en el marco jurídico vasco». Y, mientras tanto, hasta el
Gobierno de Lakua dice que ZP «no aportó nada al proceso». -msoroa@gara.net
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