CASABLANCA

El Guerrouj, que en setiembre cumplirá 32 años, dijo que participará en mayo en dos carreras, en Eugene (Estados Unidos), el día 28, y en Ostrava (República Checa), y que después dirá un adiós definitivo a la competición.

El marroquí tiene también en su palmarés varios títulos mundiales y los récords del mediofondo. Ahora el atleta ha decidido cambiar de vida y abandona la competición oficial y la dureza de los entrenamientos para poder llevar una vida normal y dedicar más tiempo a su mujer y a su hija. Los dos oros de Atenas acallaron cualquier voz discordante y partir de ahí todo fueron elogios para el espigado atleta, que según publicaba ayer un diario marroquí, dice adiós por el desgaste psicológico que le produce la competición, con problemas de insomnio incluidos.

Como él mismo decía hace pocos meses, ha logrado todo aquello a lo que podía aspirar y ya no tiene que demostrar nada a nadie. Profundamente religioso, y, según él mismo decía, «cien por cien musulmán», El Guerrouj estaba convencido de que poseía un don divino para la carrera. Y sus títulos y gestas parecen demostrarlo. Quizás hubiera podido lograr más, pero ha dicho basta.