Al-Zarqawi no existe. Es una nueva mentira de los B&B del terror internacional. Es decir, no existía desde hace muchos años, simplemente era un invento para personalizar la foto que necesitaban esos dos señores que salieron demasiado pronto a decir que se alegraban del guión de la película que les habían montado sus servicios de publicidad y efectos especiales. Los productores Bush y Blair aparecieron para intentar ganar popularidad, por lo tanto utilizaron unos cuantos cadáveres más para seguir con su propaganda belicista, su locura mediática.

Todo lo que ha ido sucediendo posteriormente a la acción bélica de destrucción demuestra la no existencia de Al-Zarqawi, que era un símbolo, un código secreto para movilizar a los ejércitos de crédulos o interesados, para que los medios de comunicación se entretuvieran en buscar currículos y para alimentar una leyenda. Con este simulacro de muerte pretenden hacer creer que han ganado la guerra, que todo se ha acabado. Y es mentira, no ha sucedido nada más que un nuevo acto de violencia terrorista de las fuerzas de ocupación. Hace un mes aparece un ser corriendo y disparando en un vídeo y nos dijeron que era él. Era el primer capítulo de esta película que ayer acabaron de una manera muy poco creíble

De todos los detalles groseros que estamos viendo por las pantallas, lo que más me irrita es el mal gusto estético, ese marco dorado con el que aparece un alto mando militar con la foto del supuesto Al Zarqaui, y posteriormente los aplausos de los supuestos periodistas. Esas secuencias me parecen que forman parte del colonialismo más feroz, de la degradación del periodismo hasta la náusea, de la utilización de los medios de información como elementos de guerra, una infantería dócil, unos zapadores de conciencias. La propaganda de guerra convertida en estilo. La mentira como instrumento.

Lo único cierto es que hay más muertos, que no fueron a detenerlos sino a matarlos directamente, que es algo que vemos cada día de manera habitual en la franja de Gaza, y que debería levantarnos en rebeldía y no admitirlo como algo que forma parte de las maneras de los emperadores del terror. Que cese la propaganda. -