Más de 32.000 puestos directos dependen de las multinacionales
Más de 32.000 puestos de trabajo directos de compañías ubicadas en Euskal Herria dependen de forma directa de un centenar de multinacionales que hacen negocio en suelo vasco. Ni garantizan el empleo, ni su continuidad, pero tampoco las administraciones públicas adoptan medidas que impidan su marcha. El goteo es incesante: Cabot, Ericsson, Winkler, Ruwell, Sanyo, Hofesa, Legett and Planett y Reckitt.
BILBO
La marcha de multinacionales de Euskal Herria no es nueva. El goteo es constante en los últimos años. Antes de Reckitt Benckiser se fueron otras como Ericsson, que unos meses antes situó en el Parque Tecnológico de Bizkaia su centro de innovación tecnológica para Europa. Luego se fue Cabot, tras 35 años de actividad en Zierbena, más tarde Winkler. Le siguieron Ruwell, Legett and Planett y Sanyo, entre otras. Según los datos oficiales, existen unas 350 filiales de multinacionales que operan en suelo vasco y que controlan el 45% de la facturación de la industria. Un centenar de ellas, que son las principales, concentra un empleo directo que supera los 32.000 trabajadores. A esta cantidad hay que añadir los puestos de las subcontratas y de la industria auxiliar, lo que quiere decir que más de 130.000 trabajadores dependen directamente de las decisiones estratégicas que adoptan sobre su futuro a miles de kilómetros de Euskal Herria, teniendo en cuenta sólo su rentabilidad económica, pero nunca sopesando el beneficio social, allí donde se enclavan. Entre las principales filiales de multinacionales que se ubican en Euskal Herria veintitrés son de Alemania; veintiuna, de Estados Unidos; ocho, de Gran Bretaña y, entre otras, nueve de Japón y otras siete provienen de Italia Hace casi un año, en una jornada técnica que organizó la Hacienda vizcaina, entre las conclusiones que se extrajeron, la más importante fue que la deslocalización de empresas en la Unión Europea destruye entre el 6% y 8% del empleo. Los datos referidos a Araba, Bizkaia y Gipuzkoa situaron esa pérdida entre el 2,3% y el 3,5%, y en el 5% en el Estado español. En este caso, Xabier Irala, presidente de BBK, reconoció que se habían perdido más de 10.000 puestos de trabajo durante los últimos años en el Estado español debido a la marcha de las multinacionales a países en desarrollo, donde la producción es más barata por las peores condiciones de trabajo y salariales que soportan. Las multinacionales concentran un poder económico tan importante que, como en repetidas ocasiones han denunciado los representantes de las centrales sindicales, «chantajean» a los trabajadores para reducir los salarios y perjudicarles en las condiciones laborales. Esta situación se produce a menudo en Michelin, Mercedes Benz y Volkswagen, entre otras, ante la incapacidad de las administraciones públicas por fijar unas condiciones que retengan a las empresas después de que éstas han conseguido rentabilizar las inversiones, tras haber logrado diferentes ayudas a la inversión o en la reducción de impuestos. El organismo Unctad, dependiente de la ONU, calcula que en el mundo existen 70.000 empresas no financieras trasnacionales, que cuentan con 690.000 filiales en el extranjero. «Las ventas de las mismas alcanzaron los 19 billones de dólares en 2004, mientras que crecieron de manera importante en 2005», concluye el informe. Entres las más importantes por activos en el extranjero se encuentra empresas como la estadounidense General Eléctric, seguida de Vodafone (GranBretaña) y Ford Motor (Estados Unidos). De las cien primeras, cuatro de ellas, con Hutchinson Whanpoa (Hong Kong) a la cabeza, tienen su domicilio social en economías en desarrollo. Por otro lado, las transnacionales financieras de Alemania, Estados Unidos, Estado francés, Japón y Gran Bretaña sumaron el 74% de los activos totales de las operaciones. Para hacer frente a este poder desmesurado de las grandes empresas trasnacionales, desde organismos como la OIT y OCDE se está trabajando en la puesta en marcha de lo que se ha llamado la Responsabilidad Social Empresarial. Se trata de conseguir que esas empresas «tengan alma».
Iniciativa vizcaina
En esta línea de trabajo, en Bizkaia se presentó ayer el grupo Xertatu, integrado por una veintena de organizaciones sociales, empresariales, sindicales para impulsar este nuevo concepto. Ricardo Barainka, diputado foral de Bizkaia de Innovación y Promoción Económica, señaló que la responsabilidad social de las empresas se tiene que integrar, como antes lo hicieron los conceptos de calidad. Dijo que lo que está haciendo la multinacional Reckitt es «irresponsabilidad social». Sin embargo, con estas iniciativas a nivel mundial no se está terminando con el elevado poder de las multinacionales, tanto a nivel económico como social.La Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) reconoce en un estudio que «las multinacionales pagan menos impuestos». Esta organización considera que los países en desarrollo pierden al año «más de 53.000 millones dólares» por ese concepto y, por otro lado, advierte que esa reducción de las cargas fiscales «no son garantía de permanencia en los países donde están enclavadas. Las empresas que se benefician de las exenciones fiscales devuelven el favor reduciendo la inversión y marchándose a otros países». Un informe de la consultora KPMG confirma que el 62% de los directivos de las multinacionales quiere sacar provecho económico en los países donde la fiscalidad es más baja.
Decálogo de la OCDE para la actividad trasnacional
J. BASTERRA
BILBO La Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) establece unas líneas directrices de actuación de las empresas multinacionales en el mundo. En el mismo se recuerda que «las empresas deberán tener plenamente en cuenta las políticas fijadas por los países que ejercen su actividad» y tener en consideración «las opiniones de los demás». Establece un decálogo que, a juicio de las organizaciones sindicales y sociales, «se incumple de forma reiterada». En esas pautas de comportamiento, OCDE pide a las multinacionales que «contribuyan al progreso económico, social y medioambiental con vistas a lograr un desarrollo sostenible». También solicitan a esas organizaciones que «respeten los derechos humanos de las personas afectadas», a la vez que reclaman que se «se estimule la generación de capacidad locales, apoyando los mercados interiores y exteriores de una manera compatible con la necesidad de prácticas comerciales saludables». Exige que «se forme» capital humano «mediante la creación de oportunidades de empleo y el ofrecimiento de formación a los empleados». El acuerdo exige que se abstengan de «buscar o de aceptar exenciones no contempladas en el marco legal relacionadas con el medioambiente, la salud, la seguridad e higiene, el trabajo, la fiscalidad y los incentivos financieros». La organización Attac reconoce que «la globalización ayuda a las multinacionales» y confirma que «ya son 11,5 billones de dólares ubicados en paraísos fiscales, que no contribuyen a superar la pobreza». 222 plantas productivas vascas en el exterior
En este proceso de globalización, las empresas vascas no son ajenas. Existen en la actualidad 222 plantas productivas en el exterior de Euskal Herria, además de 948 delegaciones comerciales más. Según los datos oficiales de SPRI, el 22% de las compañías cuentan con plantillas superiores a los 250 trabajadores. Brasil, México China, Argentina, Portugal y Marruecos copan la presencia de las empresas. Entre 1996 y 2005 las inversiones vascas más importantes cerradas en el exterior tuvieron que ver con la banca y los mercados financieros, ya que alcanzaron la cifra total de 17.093 millones. -
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