BEIJING
Diez días después del procedimiento quirúrgico que llevó a cabo el equipo médico que implantó el pene, el órgano mostró un adecuado abastecimiento sanguíneo y el hombre era capaz de orinar normalmente. Sin embargo, los cirujanos tuvieron que amputar el pene dos semanas después «debido a un severo problema sicológico del beneficiario y su esposa», según relata la BBC.El procedimiento, que aparecerá publicado en la revista ‘‘European Urology’’ el próximo mes, representa, según los expertos, un enorme paso en el campo de la cirugía de trasplantes. En el pasado se han llevado a cabo con éxito operaciones para volver a unir el órgano sexual de hombres tras accidentes o ataques. Pero la operación llevada a cabo en Guangzhou fue la primera en la que un pene donado fue unido exitosamente a otro hombre.
El paciente de 44 años había sufrido un grave accidente a principios de año. El incidente dejó al hombre con un muñón de 1 centímetro de largo que le impedía orinar o tener relaciones sexuales.
Los cirujanos del Hospital General de Gunagzhou pasaron 15 horas en un complejo procedimiento de microcirugía que involucra la conexión de nervios y microscópicos vasos sanguíneos. Las pruebas postoperatorias no mostraron indicios de que el organismo del paciente rechazara el pene trasplantado de 10 centímetros. Sin embargo, el órgano tuvo que ser finalmente amputado.
«Los factores sicológicos son un aspecto muy serio en muchos pacientes que reciben ciertos ‘aloinjertos’ u órganos de un donante», dijo a la BBC el profesor Jean-Michel Dubernard, el cirujano que realizó este año con éxito el primer trasplante de cara.
Hace ocho años este cirujano llevó a cabo el primer transplante de mano en un paciente neozelandés de 50 años. Y entonces el órgano también tuvo que amputársele posteriormente porque el hombre declaró que se había vuelto «mentalmente separado» de la mano que llamaba «repulsiva y marchita. Esa operación tuvo muchísimas consecuencias sicológicas, afirma el cirujano.
«Digamos que no es tan fácil vivir la vida unido a la mano de una persona muerta. Es usar la mano de una persona muerta para todo», dice. Un trasplante de pene, afirman los expertos, es igual que cualquier otro aloinjerto y es necesario someter al paciente a una amplia preparación antes del procedimiento quirúrgico. Se cree que en el caso del paciente chino el fracaso en una etapa postoperatoria tan temprana demuestra la falta de preparación sicológica.
Más problemas que trasplantar la cara
Las consecuencias sicológicas de trasplantar una mano o un pene pueden ser mucho más graves que las que resultan de un trasplante facial.
«Hemos tenido más problemas con los trasplantes de mano que con el de cara», afirma el médico que intervino este año a una mujer francesa. -