WASHINGTON
Estos son los principales dossieres que deberá afrontar el nuevo Congreso estadounidense, controlado por los demócratas por primera vez desde hace doce años. POLITICA EXTERIOR.
Irak. El Estado Mayor demócrata ha
anunciado su oposición a un refuerzo de los efectivos militares en Irak, sobre
todo si no va acompañado de la promesa de un inicio de retirada. El 9 de enero
comienza una serie de audiencias de responsables gubernamentales y expertos.
Corea del Norte e Irán. Algunos
demócratas con responsabilidades en Política Exterior. como el probable
presidente de la Comisión de Fuerzas Armadas del Senado, Carl Levin, defienden
la apertura de negociaciones directas. El próximo presidente de la Comisión de
Exteriores de la Cámara de Representantes, Tom Lantos, ha viajado recientemente
varias veces a Pyongyang, capital de Corea del Norte.
ECONOMIA.
Salario mínimo. La Cámara de Representantes podría votar en sus primeras 100 horas de trabajos el incremento del salario mínimo, congelado desde 1997. Los líderes demócratas prometieron asimismo una ayuda fiscal a los estudios y la apertura de negociaciones entre los seguros y los laboratorios farmacéuticos sobre el precio de los medicamentos.
Impuestos. Los demócratas han excluido cualquier tipo de alza de los impuestos a las clases medias, pero aspiran a anular los «regalos fiscales» a las grandes petroleras. El ex secretario del Tesoro de Clinton, Robert Rubin, apeló recientemente a subir los impuestos para luchar contra el ingente déficit público.
INMIGRACION. Los demócratas han defendido las grandes líneas de la reforma migratoria promovida por Bush, que pasa por limitar la inmigración de trabajadores no cualificados del sur promoviendo a cambio la regularización de miles de clandestinos que viven actualmente en EEUU. Esta reforma ha sido bloqueada por el ala más xenófoba de los republicanos, que insiste en reforzar sin matices la lucha contra la inmigración.
ETICA PARLAMENTARIA. Tras los escándalos de corrupción que han sacudido a la mayoría saliente y que fue otro de los factores de su derrota, los demócratas han prometido «sanear» las relaciones con el mundo de los lobbies. Asimismo, Pelosi ha prometido un Congreso «abierto», en el que la oposición será respetada.