El primer ministro une su voz a los que piden la dimisión del presidente israelí
·Katsav trata de ganar tiempo y congela sus funciones, lo que deja su destitución en manos del Parlamento
TEL AVIV
En su primera comparecencia pública tras la decisión de la Fiscalía General de inculparle por los delitos de violación y de acoso sexual, el presidente de Israel, Moshe Katsav, insistió a última hora de la noche de ayer en su inocencia y reiteró que se limitará a retirarse temporalmente del cargo.
Katsav trata así de aferrarse al cargo y de forzar que la cuestión llegue al Parlamento israelí (Knesset), la única instancia facultada para destituirle de su cargo, que tiene un carácter protocolario en Israel.
Todo ello pese a que el primer ministro, Ehud Olmert, sumó su voz a la de los que, como la ministra de Justicia interina, Tzipi Livni, piden que dimita. Se da la circunstancia de que el propio Olmert está en el punto de mira y sectores de su partido Kadima le instan a que ceda el cargo a la propia Livni.
Katsav es consciente a su vez de que no puede ser formalmente inculpado mientras esté suspendido en el cargo.
No obstante, desde la izquierda, el partido Meretz logró a última hora la firma de 27 diputados, superando el quorum mínimo (20 diputados) para reunir a una comisión parlamentaria, primer paso para su destitución, que debe ser finalmente avalada por tres cuartos de la Cámara baja israelí, 90 de los 120 escaños.
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