Naroa Agirre se pasó el verano de 2006 tratando de mejorar esos 4,50 metros que asomaron al principio de la temporada pasada al aire libre y no hubo forma de moverlos. En 2007, por el contrario, cuenta por récords sus comparecencias en pista cubierta. A comienzos de enero, en el Velódromo de Anoeta, la donostiarra se elevaba 4,51 metros durante un control organizado por la Federación Guipuzcoana. Su alegría fue inmensa, por inesperada y por materializarse en casa. El siguiente, 4,53, lo consiguió en Zaragoza a la misma hora en que Donostia celebraba sus tamborradas.

La saltadora del Atlético San Sebastián no atribuye a nada especial su agraciado inicio de curso. «Las cosas han salido así. El año pasado también la temporada de pista cubierta me fue muy bien y la verdad es que estoy contenta», asegura.

Naroa está disfrutando de los resultados, aunque no sea el momento de celebraciones. «Cuando las buenas noticias llegan a final de temporada es diferente. Ahora estamos empezando, así que no abrimos champán y esas cosas. Nos miramos y decimos que las cosas van bien y vale. Los éxitos no se festejan hasta terminar la temporada», reconoce.

De la mano de Jon Karla Lizeaga, su entrenador y marido, Naroa continúa progresando en una de las especialidades más complicadas del atletismo. Para seguir creciendo han incorporado a su entrenamiento la gimnasia deportiva y han recurrido a Javier Carballo, perteneciente a una familia de gimnastas pues es hijo de Jesús ­el seleccionador español de la disciplina­ y hermano de otro Jesús, el que fuera campeón del mundo.

«Tampoco hemos hecho gran cosa todavía. He ido un par de veces a Madrid y estamos empezando. Yo nunca había trabajado la fase aérea y este año hemos empezado a trabajarla, con lo cual algo se nota».

Y es que algunas de las grandes pertiguistas vinieron de la gimnasia. Los casos más significativos son los de Isinbayeva, la actual plusmarquista con 5,01 ­que acompaña sus éxitos a base de volteretas­ y Feofanova, la anterior, dos de los rostros de la disciplina. La donostiarra sabe que el detalle es importante:«El margen de mejora que puedo tener allí arriba es muy grande», dice.

Y confirma que es un elemento a tener en cuenta:«Muchas han venido de la gimnasia sí, y las que no la han hecho de pequeñitas la han practicado con el tiempo. Cómo yo, pero han empezado antes. La verdad es que me parece complicado».

Se reconoce una «recién llegada. Hay cierta mejora, ya no soy tan saco de patatas, ahora soy saquito de patatas. En el aire era muy mala, no hay más que ver las fotos lo feas que son. Perdía y pierdo todavía muchos centímetros, pero día a día cada vez iré perdiendo un poquito menos», comenta.

Va a vivir un año interesante. En agosto se celebra el Mundial de Osaka, su gran cita, y en marzo pretende calentar motores en el Europeo de Birmingham bajo techo. «Quitando un par de americanas y alguna otra australiana, las demás están en Europa. Espero que ellas no suban demasiado para poder ir acercándome poco a poco. Y es que estoy a medio metro de Isinbayeba», calcula mencionando a la rusa, inalcanzable para ella, pero también para las demás. -

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