El informe hecho público por los expertos que, a demanda de la ONU, analizan los efectos del cambio climático han sentenciado, sin lugar a dudas, que es el ser humano el principal agente del recalentamiento global. Los datos que acompañan a esa adjudicación de responsabilidades son contundentes: el escenario más pesimista nos situaría ante un aumento de 6º en la temperatura del planeta al final de este siglo; en el mejor de los casos, el planeta se calentaría entre 1,8º y 4º. Ello implicará, por descontado, la desaparición de especies animales y vegetales, además de acarrear sequías e inundaciones, entre otros fenómenos «naturales». El documento científico incluye una exigencia, que se han encargado de remarcar las organizaciones ecologistas: los estados deben cambiar de actitud para atajar esta loca carrera hacia la destrucción del planeta. Es necesario que la ONU ejerza mayor liderazgo en esta materia, y active mecanismos que obliguen a firmar compromisos ­no puede haber más Kiotos sin EEUU­ y a cumplirlos. Es evidente que los ciudadanos y ciudadanas podemos aportar a esa tarea, pero la responsabilidad fundamental está en manos de quienes deciden cómo producimos, cómo nos desplazamos, cómo habitamos, cómo nos alimentamos... En definitiva, se impone una reflexión urgente con la vista puesta en un cambio de modelo económico. -

Hacer que los Sanfermines de casa sean para los de casa

Con el primer estudio oficial sobre los Sanfermines en la mano, la alcaldesa de Iruñea ha concluido, con razón, que se derrumban tópicos como el de la «invasión guiri» y el de la «huida a Salou» de los pamplonicas entre el 6 y el 14 de julio. Los números confirman que son ante todo una fiesta de los de casa y para los de casa, lo que no recorta un ápice ni su dimensión de gran juerga ni su impacto económico. Barcina deberá tenerlo en cuenta y respetar su esencia popular y local, empezando por las peñas de Iruñea. -

Doce trabajadores muertos en tan sólo cinco semanas

Todavía no hemos completado la quinta semana del año y ya son doce los trabajadores que han perdido la vida. El último de estos accidentes se produjo el jueves en Hendaia, donde un honbarribitarra murió al ser golpeado por unos cilindros metálicos. Llevaba sólo tres meses en su puesto. La precariedad, la alta rotación, los ritmos de trabajo, la alta subcontratación... aparecen tras la mayoría de estos siniestros, lo que, paradójicamente, no impide a las administraciones presentar positivos balances. -