Todavía queda mucho campeonato», declaraba recientemente el propietario desde 1995 del Inter de Milán, Massimo Moratti, respecto a la espectacular marcha de su club en la presente campaña.Una precaución la del empresario petrolífero es administrador delegado del grupo Saras más motivada por los disgustos históricos que el equipo ha provocado en su afición que por el respeto al resto de rivales, a los que aventaja en once puntos, en el caso de la Roma, segundo clasificado.
Ni siquiera el récord de victorias ligueras consecutivas de momento suman 14, una cifra que difícilmente se repetirá en el Calcio, o el que la más importante casa de apuestas del estado transalpino la SNAI haya comenzado a pagar a quienes apostaron por el Inter como campeón de la Liga italiana son argumentos suficientes como para creerse que está al alcance de la mano un nuevo título ganado sobre el césped.
El conseguido la pasada temporada gracias al escándalo moggigate no ha colmado los deseos ni de la grada ni de Moratti, que volvió a la presidencia para sustituir al malogrado ex jugador interista Giacinto Facchetti, quien falleció el 4 de setiembre del año pasado a causa de un cáncer.
Jugadores, cuadro técnico y directivos nerazurros se han confabulado para conquistar su decimoquinta Liga, con el objetivo de dedicársela al que fuera mítico futbolista de Treviglio y acallar las críticas surgidas por la consecución de la del año pasado en los despachos.
Pero nadie es ajeno al hecho de que la sombra de la leyenda negra del equipo lombardo es alargada. De oídas o vividos en propias carnes, todavía permanecen en el recuerdo de la afición los encuentros de la última jornada de las temporadas de 1967 y 2002, en las que el Inter tocaba con los dedos un campeonato que al final se les terminó escurriendo.
La maldición también ha surtido efecto en buena parte de las figuras que han pasado por el club interista. Por el eterno candidato al título han desfilado en los últimos años deportistas de la calidad de Bergkamp, Roberto Carlos, Pirlo, Seedorf, Ronaldo o Cannavaro, sin que hubieran llegado a cuajar ninguno de ellos. Y lo que es peor todavía, la gran mayoría acabaron triunfando en aquellos conjuntos a los que se marcharon con posterioridad.
Aparte de la mencionada Liga retirada a la Juventus, la era Moratti sólo ha atesorado hasta ahora una Copa de la UEFA con un Ronaldo menos entrado en carnes y al que todavía no le temblaban las rodillas, allá por 1998 y la Copa de hace dos temporadas. Un reciente palmarés por el que un buen número de escuadras se darían con un canto en los dientes, pero que se queda francamente raquítico para un club que ha venido invirtiendo muchos millones de euros en fichajes a lo largo de los últimos años.
El gasto no ha sido tampoco una excepción en la presente campaña. Facilitado por el descenso a la serie B de la Vecchia Signora turinesa, en la plantilla interista recalaron Vieira e Ibrahimovic. El delantero sueco está cuajando, sin duda, la mejor de sus temporadas desde que llegara al fútbol transalpino.
A estos fichajes estrella se han unido las adquisiciones de Dacourt (Roma), Maicon (Mónaco) y Grosso (Palermo), amén de la recuperación de Hernán Crespo, un futbolista que no terminó de aclimatarse a la Premier League.
Un coro de hombres de contrastada calidad, completado con los Toldo, Figo, Materazzi, Adriano y la colonia argentina capitaneada por Zanetti, Cambiasso y Solari. La misión de poner en solfa este orfeón corresponde a Roberto Man- cini, que ya triunfara como jugador de la Sampdoria haciendo dupla atacante con Gianluca Vialli, y de la Lazio de Roma.
Mancio, como es conocido en Italia, suma ya su tercera temporada en la dirección del equipo, gozando de una continuidad de la que hacía mucho tiempo no disponía otro técnico. De hecho, el último entrenador que estuvo más de tres campañas al frente del conjunto fue Giovanni Trapattoni, que lo hizo entre los años 1986 y 1991.
El joven preparador ha conseguido transmitir al vestuario su carácter ganador, con muchas posibilidades de repetir el doblete del año pasado. Salvo catástrofe, la marcha en la competición regular, sin la oposición de los sancionados Milán y Juventus, es imparable.
Del mismo modo, anteayer alcanzó la final de la Copa se repetirá el encuentro del año anterior ante la Roma, con muchos visos de conquistarla. No en vano, Mancini es el hombre que más torneos del K.O. tiene en su haber: seis como futbolista y tres como míster.
Inminente centenario
Claro dominador de las competiciones domésticas, sin lugar a dudas el mayor reto del Inter es volver a brillar en el Viejo Continente. Lejos quedan las dos Copas de Europa e Intercontinentales seguidas de 1964 y 1965, si bien es cierto que la Copa de la UEFA fue suya en los años noventa, levantando el trofeo en el 91, 94 y 98.
Tras caer ante el Villarreal en los cuartos de final de la Champions League de la pasada temporada, los nerazurri iniciaron con dudas su participación en la presente dos primeras derrotas ante Sporting de Lisboa y Bayern Munich, para rehacerse con posterioridad. El Valencia será la piedra de toque que medirá las posibilidades europeas de los de Mancini.
Ocurra lo que ocurra, la presión por sumar títulos se extenderá a la próxima campaña. El club lombardo celebrará su centenario después de que un 9 de marzo disidentes del Milan fundaran un equipo, cuya principal diferencia con los rossoneri era la posibilidad de fichar extranjeros, de ahí el nombre de Internazionale. Acepción que se vio obligado a abandonar entre 1928 y 1945 con la llegada del fascismo, ya que Mussolini la identificaba con la Tercera Internacional Comunista. -
IRUÑEA