I�aki Martin - Sindicalista de ESK
Treinta a�os despu�s
D�as atr�s, comentando entre colegas sobre los acontecimientos que se iban a conmemorar este a�o, sali� a relucir los treinta a�os de aquellos hechos que sorprendieron a Vitoria y a todo el Estado. Y no era para menos. Gasear una iglesia con miles de personas dentro y rematarlas a tiros cuando sal�an presas del p�nico, caus� un gran impacto, primero en la ciudad y luego en Euskal Herria y en el resto del Estado. Quieras que no, aquellos hechos te retrotraen al recuerdo, a la rabia, a la impotencia, a la nostalgia de percibir esa solidaridad que exist�a entre los huelguistas y el resto de la poblaci�n. �Cu�ntos valores se descubrieron entre todos y todas! Esa mano tendida para ayudarte y darte �nimos por parte de los compa�eros. La confianza en la lucha, y la decisi�n de no parar hasta conseguir lo aprobado en las asambleas. La fortaleza que nos daba el reunirnos en la asamblea, y sentirnos imparables. Pusimos en cuesti�n muchas cosas que hasta entonces eran intocables. Revelarnos contra la intransigencia patronal y del poder establecido. Pasamos del sindicato vertical fascista y creamos nuestras propias formas de organizaci�n y lucha. Y todo esto no lo pod�an consentir ni los empresarios, ni un Estado que sal�a del franquismo con todo su autoritarismo y sus elementos represivos intactos. Por eso reaccionaron como reaccionaron. Decidieron terminar con ese movimiento obrero joven que les estaba poniendo en cuesti�n todos sus privilegios. Esa fue su �nica respuesta a nuestras demandas. Disparar a matar a una multitud para escarmentarnos. Por eso durante estos treinta a�os no hemos dejado ni un solo a�o de seguir recordando y haci�ndoles recordar lo que sucedi� entonces. Treinta a�os durante los cuales ha habido muchos intentos por callar esa memoria. �Hab�a que olvidar�, nos dec�an, �aquello ya pas�, como otras muchas cosas, pero nuestra insistencia y perseverancia han hecho que se empiece a reconocer que aqu� hubo unas v�ctimas y unos responsables. Esperemos que no pase mucho m�s tiempo para que sean reconocidas totalmente y reparadas social y econ�micamente. Pero tambi�n exigimos que se conozcan los culpables y que pidan perd�n por lo que hicieron. Nosotros ya los conocemos: los empresarios que exigieron una respuesta contundente para dar un escarmiento ejemplar a unos trabajadores que les hab�an cuestionado sus formas de explotaci�n; y los responsables pol�ticos que accedieron a �contribuir a la mayor paliza de la Historia�, tal como viene recogido en las cintas en que se les grabaron las conversaciones de la Polic�a Armada. Hoy, treinta a�os despu�s, seguimos saliendo a la calle para recordar y exigir justicia y la verdad. Para seguir luchando por el disfrute real de muchos derechos sociales y pol�ticos que siguen neg�ndonos. Para continuar con nuestra lucha en las empresas contra esa lacra que es la precariedad laboral que tiene condenados a miles de j�venes a vivir en la eventualidad, las dobles escalas laborales y a ser presa f�cil de los accidentes laborales. Queremos que estos treinta a�os de lucha no sean en balde. Queremos apostar por un mundo nuevo basado en la solidaridad y en la justicia social. Quisiera hacer, por �ltimo, un recordatorio a los veinte a�os de que se erigi� el monolito en recuerdo a las v�ctimas de aquel 3 de marzo, despu�s de varios intentos anteriores por colocarlo y que gracias a la decisi�n y el trabajo de varios compa�eros de la antigua CUIS, hoy ESK, lograron levantarlo a pesar de que la Polic�a intent� frustrar aquel �ltimo intento, pero llegaron tarde y el cemento fragu�. Esperemos que tambi�n frag�e, entre las nuevas generaciones de la clase trabajadora, ese esp�ritu de lucha y compromiso de aquel 3 de marzo de 1976. -
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