Estados Unidos se coaliga con doce estados para frenar que la UE apruebe el proyecto de REACH
·La iniciativa exige el control de 30.000 productos químicos malignos para la salud
BILBO
Las multinacionales estadounidenses, que cuentan con el apoyo del Gobierno presidido por George Bush, mantienen la presión sobre el proyecto REACH, acrónimo, en inglés, de Registro, Evaluación y Autorización de Sustancias Químicas, para que no obtenga el visto bueno en el Consejo de Competitividad, que se celebrará el próximo día 29, ni en las votaciones del Parlamento, en octubre, ni en el Consejo Europeo a finales de año, en segunda lectura, lo que supondría la aprobación definitiva.
La puesta en marcha de la directiva obligará a las empresas a realizar controles directos sobre sobre la salud y la seguridad de 30.000 sustancias. La necesidad de este tipo de análisis es fundamental, dado que esas sustancias han favorecido la proliferación de distintos tipos de cáncer, asma, alergias, enfermedades de la piel y malformaciones genéticas. Las estadísticas oficiales de la UE concluyen que al año 30.000 trabajadores pierden la vida por exposición.
Las multinacionales estadounidenses comenzaron una cruzada en contra de la aprobación en primera lectura por parte del Parlamento europeo en noviembre. Los lobbies no pudieron frenarla, pero en esta segunda fase están apostando más fuerte. La industria del sector mueve al año en torno a 2.000 millones de euros. En mayo, la Cámara de Comercio estadounidense señaló que la lista de esos productos provocaría un efecto comercial negativo.
Más tarde, la industria química de Estados Unidos se ha asociado a Japón, la India, Australia, Brasil, Chile, Israel, Corea, Malasia, México, Singapur, Suráfrica y Tailandia para, según indican, «denunciar el efecto negativo» del proyecto REACH sobre el comercio, sobre todo en los países en vías de desarrollo y las empresas medianas y pequeñas.
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