Juan Carlos Arrate (*)
A la gerencia de Osakidetza (Comarca Uribe)
Señor Sola, acabamos de conocer unos hechos que ya sabíamos que habían ocurrido, pero no poseíamos todavía el certificado de realidad. Nos referimos a los resultados de la evaluación que la Comisión de esta comarca ha realizado con relación a nuestra carrera profesional, los cuales no por sabidos dejan de ser vejatorios para nosotros, médicos de cupo de los ambulatorios de Leioa, las Arenas y Algorta.Ninguno, decimos bien, ninguno ha sido digno por parte de ustedes de superar el nivel 1, y algunos ni tan siquiera han alcanzado éste, es decir, no tienen nivel en su carrera profesional. Somos médicos con un promedio de casi 30 años de ejercicio en la profesión y de 2.500 TIS en nuestros cupos y el 54% de los ambulatorios arriba citados se convierten en el 26% del total de los médicos que tienen un nivel 0 en la provincia de Bizkaia. Esta contradicción les define a ustedes como muy torpes, ya que, si es así en realidad, ¿cómo han mantenido en sus puestos de trabajo a profesionales tan poco cualificados? Nos consta que los representantes médicos que participaron en el comité estuvieron en contra de estas calificaciones y gracias a su esfuerzo algunos de nosotros conseguimos el nivel 1; de lo contrario, el porcentaje de los «suspendidos» hubiese alcanzado el 90% como mínimo. El verdadero motivo no es la falta de capacidad para ejercer la carrera profesional, sino otro. Es una pura y dura venganza, así como suena, señor Sola. Este colectivo no ha sido dúctil para sus intereses, este colectivo no se ha plegado a sus caprichos, este colectivo ha sido contestatario a las posturas que, injustas unas veces y alguna que otra ilegal, han partido de las gerencias y/o direcciones de ambulatorios, y por ello, y sólo por ello, se nos minusvalora esgrimiendo razones como: «no utilizan los ordenadores», «no están en la consulta más tiempo», «no realizan los protocolos», «no recetan genéricos y no ahorran dinero para la comarca». Señor Sola, usted no dice que el tiempo de la consulta lo pautan ustedes, y ¿es punitivo cumplir con el horario? Señor Sola, realizar los protocolos implica tener tiempo para ello, y utilizar el ordenador también. Su gerencia admite que en nuestros dietarios se cite a los pacientes cada ¡cuatro minutos! Y, precisamente por ello, ha habido algún compañero que de motu propio ha pedido media hora más de consulta para de esa forma tener seis minutos para cada paciente (no cliente, señor Sola, que suena muy mal). Muchos de nosotros trabajamos diariamente entre 30 y 45 minutos de más en nuestras consultas porque el tiempo que ustedes tienen pautado no coincide con el que creemos que debe existir para hacer una buena medicina, cosa que parece importarle muy poco a esa gerencia. Nuestros parámetros no son mercantilistas, sino vocacionales, y eso sí es carrera profesional. A nosotros, señor Sola, nos importan los pacientes y por ello se nos debe valorar, no por «colaboración con la empresa». La animadversión de esa gerencia para con el colectivo de médicos de cupo ha sido habitual, así como su comportamiento hostil. Los médicos de EAP, con toda la razón del mundo, han exigido que se cumpla el número de horas anuales de trabajo que constan en su convenio y que cuando se superan las mismas se tengan en cuenta; por ello sólo trabajan dos sábados al año. Nosotros, que también las superamos, como no tememos convenio, no se valoran y, por tanto, trabajamos cuatro o cinco sábados anuales. ¿Cuántas veces se ha reunido usted con nosotros? Sobran dedos en una mano; ni le ha importado, ni le ha preocupado, ni le ha convenido, y ahora ha tenido usted, en connivencia con los JUAP de turno, la ocasión de vengarse («se van a enterar ésos de lo que vale un peine») y, por tanto, los médicos de cupo en su carrera profesional no llegan al nivel 2 y algunos no tienen nivel. ¿No es esto caricaturesco? La venganza, el odio y el resentimiento no son precisamente atributos que acompañen a la bonhomía. Nos consuela y reconforta saber que tenemos el reconocimiento que miles de pacientes de estos municipios nos regalan como respuesta a la entrega y dedicación que durante treinta años hemos demostrado. Tenemos asumido también que, en caso de que se digne a contestar a este escrito, va a ser de una forma acusatoria e intentando desprestigiarnos aleatoriamente y por cualquier motivo. Goebbels ya utilizaba esta fórmula, pero no le va a servir esta vez, porque los vecinos de estos municipios conocen y valoran de verdad a sus médicos «de toda la vida», y son los que nos conceden un nivel 4 para nuestra carrera profesional. ¡Que le vaya bonito, señor Sola! - (*) Junto al doctor Arrate, firman este artículo los
doctores y doctoras Baza, Benito, Gorostidi, Grande, Mtz. de los Ríos, Navarro,
Ortega, Oñate, Piquero, Santos, Soares, Tena, Ugarte y Zabala.
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