Iñaki IRIONDO
¡Siga a esa noticia averiada!
El domingo al mediodía una agencia denoticias daba cuenta de que la Ertzaintzatenía orden de variar su forma de actuar ante manifestaciones de Batasuna. A esainformación averiada hicieron caso altoscargos del PP, varios periódicos y hasta elmismísimo Grande-Marlaska. Todo un «bluff»,todo un paradigma de tantos escándalosanteriores con Euskal Herria como escenario.
Askatasuna convocó para el viernes 2 de junio una jornada de movilizaciones contra la represión y por la «restitución democrática». A lo largo de ese día se sucedieron las manifestaciones en Euskal Herria. En la que tuvo lugar en el campus de Ibaeta, en Donostia, la Ertzaintza cargó contra los concentrados. Según relataron testigos a este diario, la negativa a identificarse de uno de los portadores de la pancarta hizo que un agente partiera la porra golpeándole en el codo, lo que obligó a trasladar al joven a Urgencias en ambulancia.Precisamente, las instrucciones dictadas por el Departamento de Interior para esas manifestaciones fueron tomadas el domingo por una agencia de noticias para anunciar desde Madrid que «la Ertzaintza recibe la orden de tratar como tema de seguridad ciudadana las manifestaciones con logos de Batasuna y ETA». En el texto se apuntaba que, como hasta entonces, la resolución dictaba que no se podían exhibir pancartas o eslóganes que se pudieran interpretar como amenazas, ni se podían realizar alusiones a «organización terrorista que suponga conductas de enaltecimiento, ni podrán participar mediante anagramas o textos organizaciones declaradas ilegales». La nota de agencia explicaba que «la no celebración de la manifestación conforme a esos términos dará lugar a la instrucción de un informe de LSC (Ley de Seguridad Ciudadana) por infracción administrativa». Y, separado por un punto y aparte, añadía que «también precisa que se procederá a su suspensión en el caso de apreciarse ilícitos penales con peligro para las personas y los bienes, con la apertura del ates- tado que corresponda y su remisión a la autoridad judicial» La agencia acompañaba su información con declaraciones de
«fuentes policiales» y concluía que se había dado un cambio de actuación. Que
donde antes había delito, ahora no había más que una infracción administrativa.
Amplio eco del «cambio»
La información de agencia resultaba confusa y, tras su lectura, sobraban datos para sospechar que era «mercancía ave- riada». Pese a ello, no faltaron quienes la «compraron» con deleite. Por ejemplo, el secretario de Libertades Públicas, Seguridad y Justicia del PP, Ignacio Astarloa, aseguró que la circular era «ilegal» y que demostraba que «algunas autoridades del País Vasco creen que es el momento de meter la ley en un cajón».Algunos periódicos se apuntaron también a amplificar el dislate. “El Mundo” consideró la principal noticia del día que «la Ertzaintza dará tratamiento de falta a delitos en los que incurra Batasuna». Y, en lugar de presentarlo como noticia de agencia, la hizo suya, la amplió y adornó, la firmó una redactora y hasta le dedicó un editorial denunciando «este escandaloso cambio de criterio» que «choca de frente con la legalidad». “Abc” y “La Razón” fueron menos escandalosos, aunque igualmente incisivos (¿o tendenciosos?) en sus titulares de pági- nas interiores. En el primero podía leerse que «Balza desafía a Marlaska al rebajar la respuesta de la Ertzaintza frente a Batasuna»; y en el segundo, que «la Ertzaintza recibe orden de ignorar la ilegalización de HB y permitir sus actos ‘si no son peligrosos’». Probablemente con distinta intencionalidad, también dos diarios vascos se hacían eco del «cambio». En la primera página de “Diario de Noticias” se incluía que «la Ertzaintza no disolverá las manifestaciones de Batasuna». Mientras, “Deia” consideraba el «hecho» la noticia más importante de su sección “Politika” y dedicaba toda una página a que «la Ertzaintza considera las manifestaciones con logos de Batasuna un tema de seguridad ciudadana y no de ilegalidad».
Marlasca entra en acción
La noticia llegó a oídos del juez Fernando Grande-Marlaska que, por una parte, envió un requerimiento al Departamento de Interior para que «informe urgentemente sobre la veracidad de las declaraciones efectuadas en el diario “El Mundo”...», y por otra informó a las agencias de que había solicitado dicha información, había recordado sus deberes a la Ertzaintza y anunciado que podría «incurrir en un posible delito de desobediencia a la autoridad judicial, por colaboración con organización terrorista».
«Y/O», no punto y aparte
Pero para cuando la Audiencia Nacional entró en acción el Departamento de Interior ya había aclarado públicamente que de cambios, nada. Que esa circular era similar a las múltiples que se han remitido en los últimos meses. Lo que sucede es que donde la agencia de noticias había puesto el domingo un punto y aparte (y bastante intencionalidad), diferenciando dos casos, en realidad había un «y/o». Es decir, que la instrucción a la Ertzaintza decía textualmente que «la no celebración conforme a los términos de esta resolución dará lugar a la instrucción de un informe de LSC (Ley de Seguridad Ciudadana) por infracción administrativa y/o a su suspensión en el caso de apreciarse ilícitos penales con peligro para las personas y los bienes, con la apertura del atestado que corres- ponda y su remisión a la autoridad judicial».Es más, en su desmentido la Consejería de Balza advertía de que «la Ertzaintza seguirá actuando ante la convocatoria de actos en la vía pública exactamente igual que hasta ahora, es decir, respondiendo estrictamente al cumplimiento de la Ley y haciendo cumplir la misma, sin ceder ante presiones de naturaleza política, mediática o de cualquier otro tipo». El Departamento también trasmitió sus explicaciones a la Audiencia Nacional, recordando que por esta convocatoria había solicitado ya información sobre Askatasuna. El juez Fernando Grande-Marlaska dio entonces por zanjado el incidente, determinando que «no ha lugar a acordar la práctica de ninguna diligencia en las presentes actuaciones». Por lo tanto, aquí tenemos un nuevo escándalo que queda en nada. Un auténtico bluff que vuelve a demostrar con qué facilidad (y cuántos intereses) se distorsiona la realidad en cuestiones comprometidas que tienen a Euskal Herria en su epicentro sísmico. -
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