COLOMBO
El Ejército de Sri Lanka procedió ayer a nuevos bombardeos contra la tierra tamil desoyendo la advertencia de la guerrilla de los Tigres de que considerarían estos ataques como una declaración de guerra. Quince civiles murieron cerca de la localidad de Muttur como consecuencia de la ofensiva.
El Gobierno de Colombo insistió en que proseguirá con sus ataques hasta «asegurar una zona de tres kilómetros» en torno a la presa y el canal de regadío de Maavilaru, situado en tierra tamil.
La guerrilla, que cortó el suministro de agua tras denunciar que Colombo no abonaba las cuotas debidas a la población tamil, accedió el pasado domingo, como gesto de buena fe, a abrir la esclusa, en presencia de miembros de la misión de control del alto el fuego. Pero el Ejército reanudó sus bombardeos minutos antes de la prevista reapertura.
«No hay agua, sólo guerra», criticó al Gobierno ceilanés el general Henricsson.
Por contra, Colombo reprochó a la misión ignorar «las reglas de procedimiento en torno a los desplazamientos en zonas de operaciones».
Pese a ello, el Gobierno ceilanés prometió «investigar» la muerte a tiros el pasado fin de semana de quince tamiles que trabajaban para la ONG Acción Contra el Hambre en Muttur. La ONG ha decidido huir de la zona en guerra.
425 personas han muerto en el último recrudecimiento de la ofensiva de Sri Lanka contra el pueblo tamil, más de 60.000 desde 1972.