Uribe inicia su segundo mandato
El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, asumió ayer su segundo mandato en medio de unas gigantescas medidas de seguridad, que afectan a todo el país, aunque son especialmente relevantes en Colombia. El temor a que se repita lo sucedido el 7 de agosto de 2002, cuando las FARC «empañaron» la ceremonia de investidura, era patente. Uribe, antes de la ceremonia oficial, rogó al Divino Niño que le de «energía y amor para servir bien a Colombia».
BOGOTA
Colombia vivió ayer un despliegue militar y policial sin precedentes algunas fuentes hablan de hasta 400.000 efectivos desplegados en todo el país, para tratar de garantizar la seguridad en la ceremonia de investidura de Uribe. El cielo de la capital, Bogota, estuvo salpicado todo el día por una veintena de helicópteros, mientras tiradores de élite oteaban desde los edificios cercanos al palacio presidencial, controles en calles y en los accesos a una ciudad tomada ayer por 30.000 policías y militares.En ese decorado, Uribe, que siempre ha negado la existencia de una guerra en su país, iniciaba así su segundo mandato presidencial, en presencia de una decena de mandatarios latinoamericanos y en ausencia de su principal sostén, Bush. Uribe, muy temprano, fue a misa acompañado de sus dos hijos, Jerónimo y Tomás, y rogó al Divino Niño «que nos dé toda la energía, todo el amor para servir bien a Colombia y que avancemos hacia la paz, hacia la justicia social (...) un país que pueda vivir alegre, tranquilo, con prosperidad, con equidad». Sin embargo, nadie cree que la situación que se vive en el país vaya a cambiar. Hay quien sostiene que sus primeros cuatro años de mandato no fueron «suficientes» para derrotar a las guerrillas y, para ello, hizo cambiar la Constitución. El lema con el que llegó a Palacio Nariño hace cuatro años, «mano firme, corazón grande» lo aplicó al pie de la letra y sigue vigente: «mano firme» contra la disidencia, y «corazón grande» con sus paramilitares, que siguen más vivos que nunca. Así, un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) reveló que a lo largo del año 2006 se han creado nuevos grupos paramilitares integrados por militantes «desmovilizados». Ese es el panorama que acompaña al llamado plan de «seguridad democrática» y los proyectos de guerra que se planifican en Washington. Entretanto, el 25%de la población activa trabaja en la llamada «economía informal» o está desempleada, y casi la mitad de los colombianos, según cifras oficiales, vive en la pobreza o indigencia.
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