Una forma de lucha con secuelas impredecibles
La huelga de hambre es una forma de lucha extrema utilizada por los presos políticos en todo el mundo, una protesta en la que el cuerpo se convierte en el único arma para reclamar respeto a sus derechos. Las secuelas no se pueden predecir, pero conforme pasan los días los efectos son más notorios. «Los diez primeros días fueron tan duros como los diez últimos», relató Daniel Dergi tras 63 días sin comer.
En una huelga de hambre, tu cuerpo es tu única arma; es un proceso en el que poco a poco te vas debilitando. Fueron tiempos de aislamiento y de sentirte muy solo y débil, aunque, al mismo tiempo, teníamos una gran determinación y creíamos en lo que hacíamos». Es el testimonio del ex preso político irlandés Laurence McKeown que, el 29 de junio de 1981, se unió a la protesta iniciada por Bobby Sands en contra de la política de criminalización del Gobierno británico y para exigir el estatus político de los presos republicanos. Su protesta duró 67 días.En Euskal Herria, los prisioneros políticos vascos también se han visto obligados por distintos motivos a utilizar esta forma de lucha. En estos momentos, Iñaki de Juana lleva más de 40 días sin comer hoy exactamente cumple 44 para demandar su puesta en libertad y denunciar la imposición de la cadena perpetua al Colectivo de Presos Políticos Vascos. En las últimas semanas se han multiplicado las movilizaciones de solidaridad. El domingo, una veintena de personas denunció ante los mismos muros de la prisión gaditana de Algeciras la aplicación de la cadena perpetua, al tiempo que expresó su apoyo a De Juana y al resto de presos vascos. En Amurrio, en la celebración del Artzai Eguna, varios solidarios dieron cuenta de la protesta que está realizando. ¿Y qué tipo de secuelas físicas puede dejar una huelga de hambre prolongada como la que está haciendo De Juana y anteriormente lo hicieron, por ejemplo, Josetxo Arizkuren, Daniel Dergi o Jesús Mari Etxeberria? El alcance exacto es aún «algo desconocido», según señalan los médicos. No obstante, existen indicios sobre los daños que puede provocar. Tal y como explicó a GARA en una ocasión la médico Esti Gorostiaga, «durante la primera semana notará molestias, como mareos o pérdida de conocimiento, que pueden suponer un estado de alerta para la persona. Pero, en principio, no tienen por qué ser de gravedad». A partir del séptimo día sin ingerir alimentos es cuando «se van acumulando las grasas de reserva para el organismo. Además de adelgazamiento y falta de nutrientes básicos para el corazón, cerebro y riñones, la tensión se mantiene baja y hay riesgo de sufrir mareos o lipotimias», explicó Gorostiaga. También suele aparecer un poco de irritabilidad nerviosa. En la tercera semana comienzan ya las dificultades para concentrarse, y después de los 28 días «la pérdida de peso es importante y el aturdimiento mental es más intenso». Los síntomas más llamativos en este periodo son «el riesgo de arritmias cardíacas y que el corazón ya no realice su trabajo en condiciones óptimas». El cuadro clínico se complica un poco más la quinta semana. El sistemainmunológico empieza a debilitarse considerablemente. En cuanto a la recuperacion, lo ideal es que durante la primera semana sólo se tomen líquidos y la comida sea muy limpia, algo que no suele producirse estando en prisión. «Los diez primeros días de la huelga de hambre fueron tan duros como los diez últimos», relató a este medio Daniel Dergi tras haber permanecido 63 días sin comer. Era marzo de 2000. A finales de 1999, el Colectivo emprendió una huelga de hambre en demanda de su derecho a participar en el proceso político abierto en Euskal Herria apenas un año antes.
El de Dergi y Arizkuren (56 días) fueron los casos más extremos de aquella protesta. El inicio de una huelga de hambre «no es una decisión que se tome a la ligera. Hay un sufrimiento terrible», subrayó Dergi. -
DONOSTIA
En apoyo a De Juana
GARA
DONOSTIA En apoyo a Iñaki De Juana, los presos políticos vascos encarcelados en Jaén llevaron a cabo ayer un ayuno, una protesta que también se realizó en Meaux los tres primeros días de setiembre lo repitieron este pasado fin de semana, esta vez acompañado de un chapeo. Ayer también se sucedieron las movilizaciones en localidades como Santutxu (150), Iurreta (52), Errekalde (50), Mutriku (45; aquí la encartelada se repite a diario), Altza (34), Zaldibia (30), Otxarkoaga (26), Ataun (25), Sopela (25), Berango (24), Astigarraga (23,) Bermeo (22), Zaldibar (20), Añorga (16) y Euba (13).
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